La autora del libro que narra la masacre ocurrida en 1978 en la cárcel de Devoto, y recomendó el Indio durante el show de Mendoza, explica cómo surgió el proyecto.
Por Federico Frau barros
La abogada y criminóloga, Claudia Cesaroni, es la autora de Masacre en el Pabellón Séptimo (Tren en movimiento, 2013), el libro que el Indio Solari recomendó en el show de Mendoza antes de cantar el tema “Pabellón séptimo”. La canción está dedicada a una de las víctimas fatales de la masacre que narra el libro. El 14 de marzo de 1978 en una represión encabezada por el Servicio Penitenciario Federal (SPF), bajo dependencia de las Fuerzas Armadas, murieron más de 64 presos en la cárcel de Devoto, de la Ciudad de Buenos Aires. Todo esto pasó tres meses antes del mundial de fútbol de 1978, en plena dictadura militar. En medio de la represión los miembros del SPF generaron un incendio intencional. Las víctimas murieron quemadas, asfixiadas o baleadas y, según los relatos de los sobrevivientes, fueron mucho más de las 64 que figuran en la causa archivada.
Cesaroni, nacida en Quilmes en 1962, es una incansable luchadora por los derechos humanos. Trabajó en la Procuración Penitenciaria de la Nación, en la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación y actualmente preside el Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC). En 2010 publicó el libro La vida como castigo, donde cuenta los casos de adolescentes condenados a cadena perpetua.
En Masacre en el Pabellón Séptimo, que tiene su tapa ilustrada por Rocambole, el creador de la estética ricotera, Cesaroni dice que desde hace tiempo cree que existe una mirada parcial sobre lo que sucedió en las cárceles durante la última dictadura militar. Sostiene que en base a los juicios que se han llevado a cabo, pareciera que solo los presos políticos fueron víctimas de torturas y asesinatos en el período en que las cárceles federales estuvieron bajo el control de las Fuerzas Armadas. Ampliar la mirada fue la gran iniciativa de este proyecto que surgió como blog y se convirtió en un libro de denuncia que además de recordar los trágicos sucesos acontecidos aquel 14 de marzo, busca poner en cuestión la situación vivida por los presos comunes en dictadura. Cesaroni dice que una vez abierto el blog empezó a leer sobre el mal llamado “Motín de los colchones”, luego se sumó un sobreviviente de la masacre que se contactó con ella, Hugo Cardozo, y más tarde escuchó dos canciones escritas por Indio Solari: “Pabellón séptimo” y “Toxi taxi”.
“Toxi taxi” está dedicada a un amigo de Solari asesinado en la masacre, Luis María Canosa, un joven platense de clase media. Canosa fue el cantante de la banda Dulcemembriyo, entre 1967 y 1972, donde también estaba Federico Moura, que después fundaría Virus. El Indio y Skay conocían a Canosa de los Lozanazos, extensas performances artísticas que se realizaban en el Teatro Lozano de La Plata donde, además de ellos, participaban Rocambole, La Negra Poly y Guillermo Beilinson, hermano de Skay.
Años más tarde, el Indio le dedicó otra canción a esta masacre en EL TESORO DE LOS INOCENTES, su primer trabajo solista. En “Pabellón Séptimo (relato de Horacio)” narró la historia de Pablo “el Cebolla” Menta, contada por su amigo Horacio. Ambos tenían fecha de salida para el 17 de marzo, pero la masacre dejó a Pablo sin vida tres días antes.
-¿Cuál es el objetivo del libro?
-Con Hugo Cardozo, sobreviviente de la masacre, nos planteamos tres objetivos fundamentales. El primero fue homenajear a las víctimas. El segundo fue hacer una investigación y publicar un libro que sirviera como elemento de difusión y militancia al servicio del primer objetivo. El tercero fue re abrir la causa judicial. Nuestra intención es lograr que la Justicia vea los padecimientos de los presos comunes. Queremos que se deje de hablar de motín, que se diga lo que fue: una masacre, y se juzgue como un crimen de lesa humanidad.
-¿Quiénes fueron los responsables?
-Muchos, toda la línea de jerarcas del SPF y el ejército. El principal responsable de las operaciones fue Víctor Dinamarca, quien años más tarde organizó el aparato de seguridad de Alfredo Yabrán.
–¿Qué cambió y que sigue igual en las cárceles de ese día hasta ahora?
-No diría nunca que la situación es igual que en la dictadura, pero si hay prácticas que el servicio penitenciario sigue ejecutando y que son las mismas.
-¿Todo preso es político?
-El origen de la detención de un preso puede ser diverso, no creo que haya que unificar. Los padecimientos y las condiciones de maltrato sí tienen el mismo valor. No podemos hacer diferencias por el origen de la detención. No hace falta plantear que todo preso es político para luchar por las condiciones en las que están los detenidos, porque en ningún caso hay que permitir las torturas y malos tratos.
–¿Cómo ayudó la mención del Indio y su adhesión expresa al proyecto?
-Ayudó mucho. La mención fue el punto culminante de todo un proceso.
-¿Cómo se dio el vínculo con él?
-Nos comunicamos a través de Julio Sáez, su manager. Cuando nos dieron el reconocimiento de interés cultural en la Legislatura Porteña, lo invitamos y no vino, pero nos escribió un mail personalmente, donde dijo una cosa muy afectuosa, muy emocionante, que está en la contratapa del libro. Ese mail terminaba diciendo que lo haríamos muy feliz mencionando su adhesión al proyecto.
-¿Qué sentiste cuando escuchaste a el Indio hablar de tu libro frente a más de 120 mil personas?
-Cuando hizo la mención yo tenía una sonrisa gigante, no me importaba nada. Hizo que me olvidara del insoportable frío. Gracias al clima, el show fue como los dolores de parto. Mirando para atrás uno solo recuerda lo lindo. Fue muy emocionante.
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