A 80 años del nacimiento de Roberto Santoro, un viaje por los poemas que él no pudo publicar en vida por haber sido detenido y desaparecido en 1977 por la dictadura militar argentina.
Por Federico Frau Barros
El último trabajo del poeta Roberto Jorge Santoro fue como preceptor en la Escuela Nacional de Educación Técnica n° 25 del barrio de Once. La noche del primero de junio de 1977, mientras el turno noche de la escuela estaba en clase, tres hombres ingresaron al recinto y preguntaron por Roberto Santoro. Uno de ellos se presentó como el hermano de un estudiante. Cuando apareció Santoro, los hombres lo agarraron por la fuerza, a punta de pistola, y se lo llevaron. Hasta el día de hoy, Santoro se encuentra desaparecido.
Dos años antes de su desaparición forzada, en 1975, publicó su último libro, el más político. Su título marcaba su forma de vivir la vida: No negociable. Pero después de ese poemario, Santoro siguió escribiendo. Y gracias la edición completa de su obra que realizó la editorial Razón y Revolución en 2013 se conocen todos los poemas que Santoro no llegó a publicar en vida. Allí, además de sus 13 libros de poesía aparece su obra inédita, respetando el orden y la secuencia con la que él los dispuso, “entendiendo que para su autor esa secuencia tenía un significado específico, tal vez constituían proyectos de libros que no llegaron a ver la luz”, explica la editora Rosana López Rodríguez al inicio de la compilación.
The end
Fueron las últimas palabras del general ajusticiado: “Muero contento, hemos batido a la guerrilla”.
Con fecha del 12 de marzo de 1977, ese es el último de los poemas que se han podido fechar de su obra inédita. De ahí para atrás, se puede leer una serie de poemas que van al hueso, de un Santoro más sintético y político que nunca. Los dos que los preceden son de una condensación total. “Mala junta” del 10 de marzo de 1977 y “Sacarina” del 6 de diciembre de 1976.
Mala junta
Ejército de salvación.
Escuela de guerra.
Hogar policial.
Sacarina
Tratémonos dulcemente, hijo de puta.
Antes de eso, el 2 de noviembre de 1976, escribió la “Fábula de las interpretaciones” que describe las consecuencias del plan de la dictadura militar y que bien podría usarse para describir las políticas de cualquier gobierno que deja morir de hambre a sus ciudadanos.
Fábula de las interpretaciones
Dijo el optimista, en el país del orden:
“Cúmplense los planes en el plazo fijado. No veo mendigos en las calles”.
Oído lo cual, respondió el subvertido:
“Es verdad, ya están muertos”.
El poema anterior a esa fábula, “Incendio”, escrito cuando se cumplían los primeros tres meses de la dictadura militar, resume una época con solo ocho palabras: “Se necesitaba tanta agua para apagar tanto fuego”. Los dos poemas que escribió antes de ese, también durante la dictadura, son dos potentes textos de tres palabras. “La iglesia en la hoguera” y “Despedida”.
La iglesia en la hoguera
Los papas queman.
Despedida
Adiós, patria y hogar.
Muchos de sus poemas inéditos, algunos escritos antes del Golpe de Estado del ´76, iban por este mismo camino: breves, directos y agudos. Pinturas mínimas de la realidad social.
AAA
el sistema
ha comenzado a tartamudear
Silueta
el régimen militar
empieza por la comida
Nombres falsos
qué va a ser justa la justicia
y el derecho derecho?
Escala Zoológica
como al ejército contrarrevolucionario
le falta el alma
está obligado a tener muchos cuerpos.
Represión
para muestra
basta un botón
Combate
la esperanza del pueblo
es de grueso calibre
Trabajo práctico
hacer la revolución
Más allá de estas aguafuertes políticas, estas denuncias sociales del tamaño de un tweet o de un haiku, Santoro también escribió sobre el lugar que él ocupó en la sociedad, la función de un poeta en tiempos de miseria planificada y el rol de la palabra.
Ejercicio
las armas las carga el diablo
las palabras el poeta
Solicitud
a la palabra nuestra de cada día
darle vida hoy
Literatura popular
tener la realidad
en la punta de la lengua
Caligrafía
el poeta no debe hacer
buena letra
Deuda
muchos poetas
no tienen nada más que palabras
Toma
sitiar al lenguaje
y ocuparlo
Escritura y libertad
ex-preso
soy libre
Trueque
Al que escribe por escribir
se lo lee por leer
Límites
si mides las palabras
¿podrás pesar los sentimientos?
Además de la crítica a la dictadura militar y de sus postulados sobre el rol del poeta, otra de las principales temáticas que atraviesan estos poemas inéditos es la relación poeta-pueblo. No todos ellos fueron escritos en sus últimos años, pero la mayoría es de la década del ´70 e integra un conjunto de poesías que fueron reunidas en esta recopilación bajo el título de “Series”.
Silencio
al poeta que no habla
el pueblo no lo escucha
Responsabilidad
el pueblo nos da la palabra
Doble responsabilidad
darle la palabra al pueblo
Balance
al único que le rindo cuentas
es al pueblo
Cabildo abierto
el lector quiere saber
de qué se trata
Ideología
dirigir la palabra hacia el pueblo
Identidad
el poeta y el pueblo
comen en un mismo plato
El pueblo es quizás el concepto que más trabaja Santoro, no solo en la relación poeta-pueblo. Y no como una obsesión, ni como una musa, sino por su sentir, por su verdadera pertenencia como parte de la clase trabajadora porque además de preceptor, Santoro supo ser vendedor en un mercado, pintor y empleado del Sindicato de Músicos. En estos cinco poemas queda claro el lugar que él le dio al pueblo:
Tránsito
el que no va por la mano del pueblo
choca con la historia
Justicia
a los traidores
el pueblo les retira la palabra
Resultado
con la publicidad pierde el enemigo
con la realidad gana el pueblo
La última cena en el capitalismo
aquí el pueblo no pide la cuenta
Razón
pueblo
única
mente
En julio de 1976, escribió una serie de variados homenajes entre los que habló del Che Guevara, Agustín Tosco, Rubén Pedro “El Indio” Bonet, Alberto Oscar Chejolán, Jorge Manrique y Fray Luis de León. Así como los personajes que homenajeó son diversos, también lo son los temas que abarcó, pero todos atravesados por su compromiso por contar la realidad que le tocó vivir. Podríamos definir a este militante, laburante y poeta que nunca dejó de caminar las calles y empaparse de realidad, con cuatro de sus poemas inéditos: “Oficios personales”, “Trabajo”, “Obra” y “Observaciones”.
Oficios personales
di
versos
Trabajo
hacer que la palabra
sea un hecho
Obra
dar la cara
sostener la palabra
sacar la cara
Observaciones
vi
viendo
Y así vivió Santoro, viviendo, viendo, contando y luchando. Y así murió, haciendo todo eso hasta que se lo llevaron, sabiendo el riesgo que corría y conociendo las armas del enemigo. En su poema “Currículum”, escrito el 10 de mayo de 1973, dejó la receta para sus inmorales verdugos: “dirán de mí/ era débil/ no lo pudo matar a dios del primer tiro/ anduvo por el continente perdido de la/ tristeza/ como un perro sin patas/ pero dirán de mí/ todavía está entero/ atraviésenlo con inmoralidades/ es la única manera de que muera”.