Artículo publicado en Tercer Cordón
Por Federico Frau Barros
El verano porteño terminó pero el calor agobiante parece estar dispuesto a quedarse unos días más por Buenos Aires. Son las doce del mediodía del miércoles 28 de marzo y es un día muy especial para las putas argentinas. El sol asoma en el patio cubierto de la sede de la Central de los Trabajadores de Argentina sobre la calle Piedras del barrio San Telmo donde funciona la base central de AMMAR, la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina. Hoy hay más movimiento que de costumbre. Las trabajadoras sexuales organizadas se reúnen para votar a sus representantes sindicales. Muchas de las que vinieron a votar autoridades nacionales se sumaron hace pocos años a la asociación, casi todas las que están aquí conocieron una sola secretaria general: Georgina Orellano, la responsable de que AMMAR haya tomado mayor visibilidad en los últimos años, y nuevamente candidata a conducir el sindicato.
En 2014, a los 28 años, Georgina asumió como secretaria general y se convirtió en la mujer más joven en hacerse cargo de un sindicato miembro de la CTA. AMMAR tenía ya 20 años de vida. En 1994 nació como una respuesta grupal frente a la violencia policial que sufrían las trabajadoras sexuales, según lo que ellas mismas explican. En estos casi 25 años han transitado distintos procesos, se incorporaron a la CTA, luego a la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe y durante todos estos años han perseguido el sueño de convertirse en un sindicato con las mismas funciones y los mismos derechos que cualquier otro.
En ese marco, estas elecciones fueron las primeras que se realizaron a través del voto directo y marcan un antes y un después en la representación sindical de las putas argentinas. “En la actualidad somos un sindicato de hecho pero no de derecho. Por eso queremos hacer los mismos procesos que los demás sindicatos”, explican. Las afiliadas a AMMAR realizan un aporte solidario de cien pesos por mes a la asociación ya que, a diferencia de los demás sindicatos, donde cada afiliado aporta un porcentaje de su salario, en este caso las trabajadoras sexuales no tienen un empleo formal ni tampoco un recibo de sueldo ni los aportes y beneficios que establece la ley. Tras casi dos décadas y media de lucha el sindicato de derecho, plenamente reconocido como tal, todavía no se concretó, pero parece cada vez más cercano gracias a lo que ha crecido la visibilidad, el apoyo social y el poder de negociación que han ido cultivando las trabajadoras sexuales de nuestro país.
Y así como pasa el tiempo y las luchas van cambiando, también cambian los sujetos que luchan. Tal como la revolución necesitó su hombre nuevo, esta nueva etapa revolucionaria de las putas parece tener un nuevo tipo de trabajadora sexual que lucha por sus derechos, una puta nueva. La puta nueva no le oculta su trabajo a su entorno, esta puta nueva defiende con orgullo su elección laboral y de esa manera logra derribar ciertos prejuicios de la sociedad, porque los demás juzgan por lo que uno muestra, como dice la diva de los almuerzos: como te ven te tratan. Estas putas nuevas han también cambiado sus territorios, la calle ya no es solo para yirar sino que también es el terreno de batalla para la conquista de derechos y la visibilidad. Por eso en cada una de las marchas en defensa de derechos sociales es cada vez mayor la cantidad de mujeres, travestis y trans que marchan con la columna AMMAR.
La tecnología también es parte de este cambio y hoy muchas trabajadoras sexuales entablan el vínculo con sus clientes a través de las redes sociales o de páginas de internet. Esta situación estuvo contemplada en estas elecciones y por primera vez se eligieron delegadas para las trabajadoras de internet que, a su vez, tienen nuevas problemáticas como el acoso virtual y las dificultades de promoción en las redes debido a las prohibiciones en las condiciones de uso.
En 17 urnas distribuidas en los distintos puntos del país donde AMMAR tiene filiales, cerca de dos mil putas emitieron su voto. Santiago del Estero, Mendoza, San Juan, Entre Ríos, Neuquén, CABA y Buenos Aires fueron las provincias donde las trabajadoras sexuales se acercaron a las urnas. Incluso en algunos de esos lugares hubo urnas volantes que fueron trasladadas a zonas de trabajo sexual para que las putas votarán directamente ahí. Cada urna estuvo acompañada por dos fiscales, delegados de distintos gremios de la CTA, y la jornada fue supervisada por la Junta Electoral Nacional compuesta por tres personas.
Sobre el final de la noche empezaron a llegar los primeros resultados y al día siguiente se conoció lo que casi todas imaginaban, Georgina Orellano fue electa para iniciar su segundo mandato y conducir el sindicato de 2018 a 2022. A nivel nacional hubo una única lista de consenso por lo que todo indicaba que Orellano iba a ser nuevamente la secretaria general a nivel nacional, pero para eso sucediera tenían que votar más del 50 por ciento de las integrantes del padrón electoral. Finalmente el 79 por ciento fue a votar. Las actuales secretarías generales de San Juan, Santiago del Estero, Neuquén y fueron reelectas y en Mendoza y La Plata habrá nuevas autoridades.
Las elecciones transcurrieron de manera ejemplar, con trabajadoras sexuales orgullosamente involucradas en el proceso en las distintas provincias, y hubo una curiosidad en la elección de delegada de internet donde se dio el único empate de la jornada. El empate empate técnico entre dos candidatas que obtuvieron el 44,4 por ciento obligó a una segunda vuelta que se llevará a cabo a fines de abril en Capital Federal.
En esta jornada histórica, las trabajadoras sexuales organizadas de nuestro país dieron un paso simbólico de mucha potencia y espíritu democrático hacia el sueño un sindicato con los mismos derechos que cualquier otro. Este paso es también un gran aporte a la visibilización de la lucha de las putas argentinas que pelean por reivindicar su dignidad y su opción laboral como una decisión personal y así combatir los prejuicios de una sociedad que siempre ha visto a las putas como parte del subsuelo de las opciones para ganarse la vida. “El estigma es algo que se aprende a atravesar, pero nunca se supera”, dice Eva Carullo, trabajadora sexual y recientemente electa secretaria de administración y finanzas de AMMAR a nivel nacional. Y el nacimiento de esta puta nueva, orgullosa de su condición, que ha sabido superar ese manto de oscuridad y recelo que yace sobre ellas, parece ser la esperanza de que finalmente puedan ser reconocidas como cualquier otra trabajadora, con los mismos beneficios y obligaciones, y así puedan terminar de derribar el añejo estigma que ha caído sobre las putas a lo largo de la historia.
Link a la publicación original: http://tercercordon.com.ar/las-putas-eligieron/