Tute y sus circunstancias

No se considera un dibujante, prefiere definirse como un inquieto y tal vez esa sea la definición más acertada. Hace 20 años que dibuja una tira todos los días, tiene tres libros de poesía publicados, condujo un programa de entrevistas televisivas, fue parte de un disco de tangos en el que escribió las letras y ahora se anima con una nueva aventura musical: Canciones Dibujadas, un disco donde distintos cantantes interpretan letras y músicas escritas por él.

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Foto: Javier Castillo

 

Por Federico Frau Barros

En septiembre de 2015, en una entrevista con Télam, le preguntaron por su nuevo proyecto musical. La nota llevó el siguiente título: “Tute, dibujante y músico, graba un disco con Mollo, Serrat y Drexler”. Al otro día tenía en su casilla de entrada un mail de Víctor Heredia que le decía: “che, invitame a cantar”.

“Después de esa entrevista que me habían hecho como dibujante pero que salió lo de los músicos invitados, Víctor me escribió pidiendo que lo invitara. Vino y grabó el tema que era para que cantara un hombre grande, porque es una canción en la que le hablo al tiempo”, recuerda. La canción, que inicialmente estaba pensada para que la cantara Serrat, cuenta la historia de un tipo que retrata diariamente al tiempo, con la secreta intención de detenerlo y que, como revela el propio Tute (42 años), pierde la batalla y va envejeciendo.

“Finalmente con Serrat nunca pudimos coordinar, el salió de gira y la verdad es que la canción que yo quería que cantara él ya la grabó Víctor. Todavía puede llegar a darse pero la verdad que ya lo pienso para el próximo disco”, cuenta Tute dejando en claro que el disco Canciones Dibujadas, donde participan más de veinte músicos invitados y hasta su mujer y sus sobrinas, no es una aventura aislada en su variada carrera artística que incluye más de diez libros de humor gráfico, tres de poesía, un disco de tangos, dos cortometrajes y un programa televisivo de entrevistas. Todos esos proyectos están siendo expuestos en una muestra por sus 20 años de carrera que inauguró en octubre en Rosario y que irá girando por distintas ciudades del país durante 2017.

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La tapa del disco

¿Cómo viene el disco?

Muy bien, el proyecto tiene dos patas. Una es el disco con las canciones mías interpretadas por distintos cantantes. La otra es la parte audiovisual, cada canción tiene su videoclip, cada uno hecho por un ilustrador distinto.

En tu primer disco, el de tangos, solo hacías las letras. Ahora te jugaste también a hacer la música..

Ahí empezó esta aventura, fue con Hernán Lucero, cantor de tangos. Él tenía unas músicas y me dijo: ¿te animás a ponerle letra?. Empecé probando y terminamos haciendo un disco juntos hace unos cinco años. Después seguimos haciendo canciones, pero empezó a demorarse en pasarme composiciones y yo me despertaba con melodías. Al levantarme, chequeaba y no eran de nadie, eran mías. Me lo empecé a tomar más en serio y así es que terminé grabando este disco con canciones mías.

¿Y como haces la música?

La tarareo y la grabo. Después le pongo una letra, la vuelvo a grabar y ahí se la paso a un músico para que empiece a armarla.

¿Cómo fue el proceso de convocar a los músicos?

Fue bastante sencillo: escribía una canción, hacía la música y después pensaba quién sería la persona ideal para que cantara esa canción y la llamaba. Y la verdad que tuve mucha suerte porque todos se fueron copando.

¿Como fue proponerle que canten tus letras a tipos que cantan sus propias canciones?

Claro, ninguno es intérprete, pero todos me dijeron que sí. Por ejemplo, Jorge Drexler, no lo conozco y no tenemos a nadie en común, simplemente que me gusta lo que hace. Cuando me fijé en twitter para contactarlo vi que me seguía, lo empecé a seguir y le escribí. Me presenté y le conté del proyecto. Me dijo: qué bueno que me escribiste, hace mucho que quiero decirte que me encanta lo que haces y contá conmigo.

¿Hay un Tute dibujante y uno músico?

Yo no me considero un dibujante, soy un inquieto. Un inquieto que se mete en todas partes.

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Siendo tan inquieto, ¿No te cansa mantener una tira diaria desde hace 20 años?

No, lo llevo tranquilo. En La Nación estoy hace 17 años y antes en La Prensa durante tres. Me insume tiempo, es mi trabajo troncal, pero creo que no podría estar sin dibujar.

¿Qué te genera publicar en un diario como La Nación?

No reniego para nada del diario. Al contrario, es un lugar en el que pude crecer muchísimo y en el que nunca me dijeron que no a un chiste, así que estoy agradecido. Aún cuando ideológicamente no comparto nada, te diría que estoy en la vereda de enfrente. Pero a su vez es uno de los diarios más importantes por donde han pasado grandes plumas latinoamericanas. Hago lo mío con total libertad, incluso me quejo o dibujo desde mi ideología personal y se publica.

¿Te interesa la política?

Sí, claro. No me interesa el humor político en tanto humor sobre la actualidad o la noticia, pero creo que mis dibujos tienen una base ideológica.

¿Te es difícil no caer en la tentación de la actualidad?

No, para nada. Hay un dibujante que se llamaba Chumy Chumez, un gran humorista gráfico español de la época de La Codorniz. Alguna vez le achacaron que no hacía humor sobre la actualidad. ¿Por qué no hace humor sobre la actualidad?, le preguntaron. Y él respondió: yo hago humor sobre la actualidad, ¿o acaso usted no se siente sólo?

¿Cómo es el proceso de tus dibujos?

Dibujo sobre papel, escaneo, pinto en la computadora y lo mando por mail. Trabajo en mi casa.

Un día en su casa Tute vio cómo su hija mayor dibujaba un gato con solo una línea y tres puntos. “Es el mejor gato que vi en mi vida”, le dijo. Tal fue la fascinación por la síntesis del dibujo de Dorotea que le propuso convertirlo en un personaje de sus viñetas.

Le agregó un cuerpo, le puso color y le pidió a ella que lo bautizara. Así nació el gato Patricio, primo lejano de Tútum, el perro que acompa a Batu, el personaje con el que Tute conquistó al público infantil.

Dorotea es la mayor y Olivia la menor de las hijas de Tute, a quien la paternidad le cambió la vida.

Hasta hace doce años atrás, cuando Dorotea llegó al mundo, Tute seguía cumpliendo la función de hijo, con una carga especial porque no solo era hijo sino que era el hijo de Caloi, uno de los dibujantes más reconocidos de nuestro país y creador del mítico personaje Clemente.

De chico, cuando sus compañeros de escuela le pedían un Clemente, lo dibujaba él, se lo hacía firmar a Caloi y después se los cambiaba por figuritas. A veces ya ni siquiera se lo hacía firmar, copiaba también la firma.

¿Esas copias de Clemente fueron tu comienzo como dibujante?

No, yo dibujaba de antes, de toda la vida, como todos. La mayoría abandona el dibujo y unos pocos seguimos. Si uno se pone a pensar, el dibujo es la primera herramienta de expresión. Antes de hablar ya dibujas. De chico estás haciendo garabatos y esos garabatos expresan un montón de cosas: ideas, angustias y alegrías. Y yo no dejé de hacerlo nunca, solo que después para que eso se transforme en humor hay que sumarle a ese dibujo una idea humorística y eso sí es un trabajo intelectual que no lo podés hacer a los cinco años. Pero el dibujo como herramienta de expresión está desde el principio en la vida de todos nosotros.

En una entrevista dijiste que el amor es el gran motor de la vida. ¿Qué pasa cuando falta?

Ahora me corregiría y diría que el gran motor es el deseo, por encima del amor. El deseo es el gran impulsor, para lo bueno y para lo malo. A mí me pasa que al deseo le pongo pocas barreras, me dedico a perseguirlo. Y es ese deseo el que me deja frente a distintas puertas, que son todas éstas de las que venimos hablando. Después en el plano personal por supuesto que estar enamorado es siempre un estado de gracia, mucho más interesante que la soledad, a la que yo le tengo terror.

¿Haces o hiciste terapia?

Hago terapia actualmente, hacía mucho que no hacía.

¿Volviste a hacer por algo en particular?

Sí. Cuando se enfermó mi viejo retomé terapia. Fue un momento muy fuerte.

¿En algún momento sentiste un peso por hacer lo mismo que él?

Si, sentí el peso de mi viejo y la influencia enorme que tenía sobre mí.

¿Y la mirada de los otros por ser el hijo de?

También llegó a hincharme las pelotas eso.

¿Como hiciste para distanciarte de la herencia de tu viejo?

Fue un camino largo y no podes tomar atajos, tenés que recorrerlo. En algún momento quise tomar un atajo y me fue mal, generé un dibujo distinto al de él, pero que era un maquillaje porque también era muy distinto a mí. Con lo cual, recogí la línea y volví al caminito más largo que es el camino de la maduración y el encuentro de la propia identidad, ni más ni menos. Uno consigue un estilo personal cuando forja su identidad, cuando te empezás a encontrar con vos mismo, con tus berretines, tus deseos, con tus convicciones, con tus dudas, con tu propio universo.

¿A qué le tenés miedo?

Soy bastante miedoso, le tengo miedo a la muerte, a la soledad. En realidad, a la soledad no es que le tenga miedo, la detesto. Tengo una relación difícil con la soledad, de toda la vida. Yo era chico y mi vieja me veía entrar por el portón de casa y decía ahí viene Mati con sus circunstancias. Porque yo siempre tenía dos o tres que me secundaban. Para mi todo es para disfrutar con alguien.

Y sin embargo tu trabajo es totalmente solitario…

Pero fatalmente es así, porque ni siquiera haciendo lo que me gusta hacer lo disfruto en soledad. Son momentos breves, porque no es que no disfruto solo, puedo dibujar o escuchar música solo y pasarla bien, pero un rato. Después ya quiero estar con alguien y conversar sobre lo que escuché o lo que dibujé o sobre el otro, pero hablar, comunicarme. De hecho para mí un dibujo no tiene mucho sentido si alguien no lo ve.


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