(nota publicada en la Revista Brando)
Desde su comienzo el rock siempre ha caminado junto al cine y la gran cantidad de rockumentales hechos en el país en los últimos años demuestra que sigue siendo así. En la actualidad, al igual que todos los géneros, se ha tenido que adaptar a las nuevas tecnologías. Las bandas ya no viven de vender discos y están permanentemente buscando nuevas formas de sostenerse. Transmiten sus shows en vivo o los graban y los sacan en un DVD. Hacen documentales sobre su carrera o sobre el proceso de grabación de un disco. Entre tantas iniciativas que reinventan el mercado, surge una nueva y distinta. La Pesada del Doc es un intento de unir al cine con el rock, a través del espíritu colectivo que se genera en una gira. Es el primer tour argentino de documentales de rock, organizado por La Nave de los Sueños y Farsa Producciones. El Centro Cultural Ricardo Rojas fue el escenario del debut de esta muestra, que como si fuera una banda, viajará por el país y visitará una provincia por mes. Estas son algunas de las películas que formarán parte del ciclo:
EL TWANGUERO
“Todo lo que hago, lo hago a muerte”, proclama Diego García, el guitarrista español que acompañó a músicos como Diego El Cigala y Andrés Calamaro. García debe su nombre artístico a lo más característico de su guitarra, el twang, un sonido marcado por la vibración, con origen en el folk estadounidense.
El documental de Javier Pistoni muestra el viaje de García a nuestro país con el fin de grabar un disco homenaje a la música argentina en los míticos estudios ION. Del aeropuerto de Ezeiza se fue directo a ensayar. El continuo movimiento y la intensidad de este viajero están plasmados en el ritmo film.
El clima de las grabaciones de García y sus compañeros, todos músicos argentinos, permite disfrutar de las inagotables diferencias y similitudes entre Argentina y España.
El disco contó con invitados como Fito Páez y Andrés Calamaro. La influencia de Buenos Aires es muy notoria y García buscó que el trabajo sea permeable al contexto. Fueron cuatro meses de jazz, tango y rock and roll, donde tomó mate, tocó en el subte y fue a la Bombonera.
CISMA
La palabra “cisma” proviene del griego y significa separación y discordia. Representa la ruptura provocada por la falta de acuerdo y eso es lo que plantea que está sucediendo actualmente con la música frente a las nuevas herramientas tecnológicas, el director cordobés de 25 años, Julián Lona Urquidi.
El documental tiene como eje el quiebre que generó internet en lo musical con testimonios de músicos como Gustavo Santaolalla, Jimmy Rip, Leo García, Wallas, Edu Schmidt y Luciano Supervielle. Cada uno cuenta cómo era la forma de acceder a la música en su adolescencia, y sean de la generación que sean, todos lo recuerdan con nostalgia. También aportan su visión del momento actual y de los permanentes cambios que se presentan.
El director, que viajó doce veces desde Córdoba a Buenos Aires para la recolección de las distintas voces y financió el film de manera independiente, la define como el relato del proceso de adaptación de los músicos a las nuevas plataformas digitales.
EL REY DEL ROCANROL, LA LEYENDA DE PAJARITO ZAGURI
Alberto Ramón García, conocido como “Pajarito Zaguri”, fue uno de los pioneros del rock nacional. Dos años antes de su muerte, Néstor Rodríguez Correa, filmó un documental para contar su historia.
“Pajarito” fue un músico muy valorado por sus colegas pero que no tuvo ese mismo reconocimiento por parte del público, algo que quizás nunca le interesó.
La película muestra su recorrido y también cuestiona la noción de éxito desde la óptica de esta rebelde leyenda de la música argentina. “Es una leyenda por la condición oral de la transmisión de su historia”, sostiene el director.
El relato cuenta con testimonios del periodista Pipo Lernoud, la cantante Claudia Puyó, y de su amigo y músico Moris, con quién fundó su primera banda, Los Shabaduba. Luego fue parte de grupos como Los Náufragos, Los Beatniks y La Barra de Chocolate y compartió escenarios con íconos del rock local como Pappo, Javier Martínez, Oscar Moro, Miguel Abuelo y Tanguito. El film de Rodríguez Correa busca desempolvar la historia de este rey criollo del rocanrol.
PESCADO RABIOSO, UNA UTOPÍA INCURABLE
Luis Alberto Spinetta dio un concierto memorable antes de morir. Allí reunió en un mismo show a todos los músicos de las distintas bandas que formó durante su carrera, a su família y a varios de sus amigos.
Esa lluviosa noche del cuatro de diciembre de 2009, se produjo el esperado regreso de Pescado Rabioso, la mítica banda que integró en la década del ´70. Se reunieron después de 38 años. La directora Lidia Milani retrató todo lo sucedido con la banda aquella noche en la cancha de Vélez Sarsfield y también los cuatro ensayos previos al recital.
El film transmite lo mismo que ellos sintieron, la sensación de que nunca se hubieran separado.
Además del testimonio del “Flaco”, que falleció antes de que se terminara el documental, hablan todos los miembros del grupo: David Lebón, Juan Carlos “Black” Amaya, Carlos Cutaia y Osvaldo “Bocón” Frascino. Recuerdan el surgimiento de la banda a principio de los años setenta donde, así como cambiaba el rock, cambiaba el país.
BLUES DE LOS PLOMOS
Aníbal Forcada fue ayudante técnico de León Gieco y actualmente es es su bajista y compañero de ruta. En medio de eso formó la banda Oveja Negra, con la que compuso “El blues de los plomos”, una canción inspirada en el rol del plomo, el encargado de hacer que un show musical pueda llevarse a cabo. Los directores Gabriel Patrono y Paulo Soria convocaron a Forcada y a varios colegas suyos para mostrar de manera colectiva, qué es lo que sucede detrás de un escenario para que cada espectáculo pueda disfrutarse. Con testimonios de protagonistas como León Gieco, Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta y Ricardo Iorio, explican la enorme responsabilidad de estos invisibles servidores, encargados de que arreglar todo lo que falle.
El film indaga en el origen del uso de la palabra plomo para definir la función de estos trabajadores que son siempre los primeros en llegar y los últimos en irse. Como sus directores la definen, es una película justiciera porque saca a relucir un oficio noble que está oculto.